Contemplo el autocuidado como parte de mi trabajo, ya que para poder atender el sufrimiento de otras personas creo que es importante que yo esté regulada y conectada.

Obvio, eso no significa que yo no pueda tener problemas o estar mal, pero no quiero llegar al burnout ni que mi malestar pueda afectar a la terapia. 

Soy bastante expresiva y hablo con naturalidad de cualquier tema. En sesión, a veces me emociono, siempre celebro las metas conseguidas y estoy cómoda usando el humor como herramienta de regulación. 

(hay personas que lo usan para hablar de sus experiencias más duras y consiguen hacerme reír, aunque les digo que eso no evitará que vayamos a lo más profundo)

Tengo facilidad para ver la mejora en las personas antes de que la experimenten, conecto rápido con la esencia de cada una de ellas.

Desde la primera sesión ya imagino visualmente los objetivos que proponen, y disfruto mucho escuchando lo que les apasiona y les hace sentir plenitud en su vida.

Me apasiona la ciclicidad femenina y por eso tengo el cuenta el ciclo menstrual como herramienta de autoconocimiento, ya que los cambios que vivimos son neurohormonales (afectando a los neurotransmisores).

En terapia, pido que lleven un registro de su fases del ciclo y así tenerlo en cuenta cuando me explican cómo se sienten, qué tipo de pensamientos llegan y qué nivel de energía tienen.

Con los años, he desarrollado una gran capacidad de atención sostenida y de memoria. Eso me ayuda mucho en psicoterapia, para acordarme de todo lo que me cuentan.

En sesión no escribo todo el rato, anoto las frases importantes que dice la persona para poder seguir preguntándole y para el día del alta, donde hago una devolución de todo el proceso.

Disfruto mucho elaborando el material para las tareas terapéuticas, ya que tengo la oportunidad de sacar mi parte más creativa.

Algo que me ha sorprendido es el impacto que tienen mis audios con visualizaciones, ya que hay personas que los usan para poder conciliar el sueño o sentir algo de calma en momentos de ansiedad.