Cuando damos el paso…

La mayoría de veces, una se llega a crear un discurso mental sobre qué dirá y cómo lo dirá. Esto es habitual y normal ya que aporta un gran sensación de control y seguridad cuando empezamos un proceso terapéutico por primera vez. Suele haber mucho miedo a no expresarse bien o no hacerse entender, a hablar demasiado o a molestar expresando las emociones intensamente.

Sabemos que esto ocurre y por eso siempre decimos que implica una gran valentía ponerse delante de una persona que no conocemos absolutamente de nada y empezar a hablar de lo que tenemos guardado en lo más profundo. Expresar nuestros miedos, preocupaciones, pensamientos raros o incómodos no es nada fácil, la verdad.

Por ello,  nos importa mucho transmitir la calidez necesaria para que te sientas a gusto, ya que nosotras también hemos pasado por nuestros procesos psicoterapéuticos y sabemos lo que se suele sentir.

¿Qué hacemos en la primera sesión?

En la primera sesión recogemos la información sobre lo que ha motivado la consulta y sobre otras áreas de tu vida: cómo es tu familia, en qué trabajas, cuál suele ser tu rutina, qué te gusta hacer, etc. Todo ello con el objetivo de poder conocer quién eres y así ver cómo podemos ayudarte mejor, qué herramientas o recursos ya te funcionan y cuáles podemos aportar desde la psicoterapia. 

También nos interesa mucho saber por qué crees que te sientes de este modo (ya que te conoces mejor que nadie) y qué te gustaría conseguir en este proceso (lo que llamamos el objetivo terapéutico). A partir de ahí, te propondremos unas primeras tareas psicoeducativas y de reflexión para seguir ahondando en tu autoconocimiento. 

Verás que en terapia no podemos decirte qué debes o no debes hacer, ni darte consejos como a veces lo hacen personas de nuestro entorno. Pero si te iremos haciendo preguntas, planteándote reflexiones u otros puntos de vista, para que vayas descubriendo con qué decisiones te sientes más cómoda.